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Un billete conmemorativo simbólico del centenario o bicentenario de la revolución y la independencia de un país que tiene poco que celebrar. Consecuentemente, el billete es una fiel imagen de su circunstancia. Una textura desleída y ajada como un país con 25 000 muertes por una guerra que no acaba ni se ganará. Un escaso valor adquisitivo no sólo por su denominación sino por su capacidad para permitir alcanzar el ideal de independencia y felicidad por el que se establecieron las luchas que se conmemoran y unas marcas de seguridad que expresan con fidelidad el sentir del pueblo que con el nivel de vida producto de esos 200 años de celebración apenas alcanza a tener en su mano un billete de baja denominación ajado y desleído y no los hermosos billetes conmemorativos de un fiesta que lo es sólo para algunos., de un país que es para una minoría de un país que no tiene qué celebrar. 



​Sin embargo, es importante la sensación de incertidumbre que la artista provoca en el espectador acerca de la existencia y manipulación del billete, ya que no describe si el desgaste del mismo es natural o es resultado de la tecnología, con lo que queda en entredicho incluso la existencia misma del billete. De esta manera invita al público espectador a reflexionar sobre el carácter real o virtual del objeto artístico.



 

©borja

BICENTENARIO (2010)

Morelia, Mich. México

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